A tenor de los aplausos oídos en el Cervantes, puede que la segunda sesión de hoy del 18 Festival de Málaga. Cine Español haya desvelado a una de las favoritas. Personalmente no lo veo así, pero el jurado no tiene a bien consultar mi opinión...

EL PAÍS DEL MIEDO

Rafa:

Sobre el papel, "El país del miedo", debut en la dirección de largometrajes de Francisco Espada, podía parecer interesante. El resultado, por desgracia, dista mucho de ser una obra siquiera entretenida. La película aparenta, en su inicio, transitar por el terreno del acoso escolar, pero como ya ocurriera con "Los héroes del mal", vista el sábado pasado, pronto se desmarca de ahí para transitar otros caminos. En este caso son el miedo, la cobardía, la incapacidad para defenderse o la doble moral algunos de los temas que se abordan.

El miedo aquí debe entenderse a diversos niveles, pero básicamente es el miedo de los protagonistas a aquellos que son diferentes de sí mismos (ya sea por motivo de raza, edad, sexo, educación, extracción social...) y a la pérdida del estado de bienestar en que viven, los cuales, y alimentados por su falta de coraje y la (in)moralidad, les conduce a una paranoia de supuestas terribles consecuencias. Centrándose en el personaje de José Luis García-Pérez, sobre quien recae la mayor parte del peso dramático de la cinta, el director hace uso de una tranquilidad por momentos desquiciante, y es que durante gran parte del metraje no ocurre nada o se reciclan ideas o escenas ya vistas previamente, en apariencia para realzar esa creciente paranoia. Pero la apatía de este personaje y su modo de enfrentar las situaciones en las que se ve envuelto hacen difícil empatizar con él, y si a eso le sumamos un García-Pérez sobreactuado, tenemos como resultado una especie de tv-movie tremendista y con un final risible que parece querer cargar las tintas sobre la crisis (y sus consecuencias) y se queda en un thriller ramplón sin ritmo ni interés. El thriller parece el género de este año en el festival...

Lo más destacable es el personaje interpretado con convicción por Eduardo Velasco, que, pese a ser el más reprobable, acaba siendo el más coherente y sincero de todos. El resto evolucionan en el libreto como mejor le place al guionista y director, actuando a menudo con inconsecuencia. Añadan un nulo suspense y tendrán una buena película para echar una siesta...

Puntuación (sobre 10): 3.

Gonzalo:

Soporífera es el calificativo que se le puede dar a esta película. Desesperante podría ser otro. Repetitiva hasta el punto de hacer que el espectador grite en silencio: "¡Que ya me he enterado! ¡Que ya me he enterado! Que el padre es un pusilánime. ¡Que ya me lo has mostrado 1000 veces!"

Una historia que se puede escribir en una servilleta de papel y que lleva torpemente a la pantalla temas como el bullying, el poder del miedo, la cobardía... pero que sólo sirve para perder tiempo. Una cruz para el espectador.

Puntuación (sobre 10): 1.

REQUISITOS PARA SER UNA PERSONA NORMAL

Rafa:

Otra debutante en el largo, Leticia Dolera, ha presentado "Requisitos para ser una persona normal", película que también escribe y protagoniza. Esta comedia, que comienza de un modo que puede evocar a "Amelie", intenta hacer una defensa de lo diferente, contraponiendo personajes supuestamente "frikis", pero con interesante vida interior, con otros de apariencia normal pero en teoría huecos. O al menos eso parece pretender. En el fondo se queda en el clásico esquema de comedia romántica mil veces visto: al final, esos personajes buscan exactamente lo mismo que la inmensa mayoría de los mortales usando idénticas armas para ello.

Si el año pasado tuvimos "Por un puñado de besos" como película destinada en exclusiva a un público adolescente hormonado, esta edición nos obsequia con ésta orientada a treintañeros "modernos" (sí, me van a llover las hostias, lo asumo). Desde la música, con canciones repetitivas e intercambiables, a la estética en general, ya sea fotografía, vestuario, maquillaje, etc., todo parece pensado para complacer a ese sector del público que aplaude estas propuestas en festivales pero no llena salas comerciales. Aunque hace algún tiempo pudiera identificarme con algunos de los intereses vitales de los protagonistas, ahora, con unos años más, me resulta harto difícil. Y no es cuestión de edad, sino de cómo y a quién se enfoque una historia; quizás es que no soy una persona normal...

A ver, la película es moderadamente entretenida, pero pretende ser inteligente y aguda haciendo uso de todo tipo de coartadas culturales o intelectuales, y se queda en un ejercicio petulante. Además, el ritmo no siempre es el adecuado y acaba dando la sensación de ser más larga de lo que realmente es. Por otro lado, los personaje son algo cargantes, "normales" o no. Eso sí, es encomiable el esfuerzo de peluquería y vestuario, que definen muy bien a dichos personajes.

Teniendo en cuenta que en la pasada edición nos falló la vista con "10.000 Km" (también vitoreada por este público y, a la postre, gran triunfadora del certamen), no iríamos desencaminados si pensásemos que aquí se encuentra una de las favoritas de este año. En lo que a mí respecta, este filme promete más de lo que da, y como película, "Cómo sobrevivir a una despedida" me parece más honesta. Si creen que no son normales o que forman parte de ese público objetivo, quizás disfruten y alaben la película. Si no es así, mejor absténganse...

Puntuación (sobre 10): 3,5.

Gonzalo:

A esta peli sólo le faltan unicornios y el perrito del papel higiénico para ser la más ñoña de la última década del cine español. Un despliegue de cuquismo elevado al octavo azucarillo. El sueño húmedo de toda moderna romántica que se precie. Empalagosa hasta decir basta: en su trama, en su desempeño, en su estética.

Bien es cierto que tiene algún que otro punto que ha arrancado incluso las carcajadas del respetable (el humor, ese gran misterio de la humanidad), pero este filme es puro algodón de azúcar: edulcorado, liviano y de color de rosa.

Puntuación (sobre 10): 4,5.